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viernes, 9 de diciembre de 2011

MI TENDENCIA A... PERDERME. ANÉCDOTA 1

Leyendo una entrada de la fabulosa Eva de Opiniones Incorrectas sobre como su madre se escapó y estuvo desaparecida 2 días me han venido a la memoria unas cuantas anécdotas sobre mi tendencia a perderme, desaparecer y darles el susto de su vida a mis padres.

Mis anécdotas (por suerte) no son tan largas en el tiempo como la que cuenta Eva, pero si tienen su parte divertida. La mayoría no las recuerdo, he de reconocer que las contaré tal y como me las ha transmitido mi madre.
La primera que voy a contar sucedió siendo yo bastante pequeña. Tendría alrededor de los 2 años más o menos... estábamos en una fiesta o algo así en un restaurante o bar del Parque de las Avenidas. Sobre el lugar y las circunstancias no me sé bien los detalles, pero sería algo así.

El caso es que mi madre me dijo que nos íbamos a lo que le respondí que me esperara un momento que iba a despedirme de Juanfe (es un amigo de mi madre y mis tíos desde pequeños).

En lo que iba en dirección a la parte de atrás me encontré con Juanfe precisamente y (a saber que me pasaba con 2 años por la cabeza) le dije que iba a ver a mi madre…

Despistados los dos salí por la parte de atrás del sitio donde estábamos y decidí irme sola a la calle a dar una vuelta… hasta que llegue más o menos a la altura de la M-30.

Es importante comentar que en esa época mi madre me vestía bastante cantosa (sería por esta misma tendencia a perderme…) y ese día iba vestida de ACID HAUSE… imaginaros… una niña sola de 2 años vestida de verde pistacho fosforito y con una chapa de Acid Hause caminando hacia la autopista…

Pues un chaval muy amable paró el coche y me pregunto que donde estaban mis papás y que si me había perdido, me cogió y fue en busca de alguien que me conociera.

Por otro lado en la fiesta, comida o lo que fuese ya se habían dado cuenta de mi desaparición y estaban todos como locos buscándome asustados. Podéis imaginar un montón de gente (la mayoría de 20 y pocos años) buscando como descosidos a la pequeña de Acid Hause, cuando de pronto, cerca de la carretera me ven y además con el pobre chaval que me había encontrado… claro que esto ellos no lo sabían.

Cuando le vieron casi le linchan al pobre pensando que me había secuestrado… menos mal que mi madre (sabia donde las haya ya a esa edad) se dio cuenta del error y paró a todos sus hermanos y amigos que querían matar al alma caritativa que me había “rescatado”.
Finalmente el chico se explicó, todo se arregló y mi madre le dio mil gracias al chaval que se había preocupado por niña que caminaba sola. Mi madre me recuperó sana y salva y todo quedó en una simple historia que contar, la primera de unas cuantas sobre mis desapariciones espontaneas.

P.D. a mi tía Laura, que sé que me lees… si puedes aportar algún detalle más a la historia se agradece jejeje

No os perdáis la próxima entrega “El chocolate me pierde…literalmente”.

3 comentarios:

  1. Opiniones Incorrectas10 de diciembre de 2011, 12:46

    Jajaja pobre chaval!!! Me imagino el show, el infeliz bajando del coche a la manzanita y todos confundiéndolo con un Santiago del Valle cualquiera, blandiendo hachas y cheiras con expresión furiosa y dirigiéndose hacia él para darle matarile xDDD
    Mi hermano una vez se perdió entre el maíz de casa de mi abuela y salió llorando, mientras yo me descojonaba. La verdad es que de pequeño me reía mucho de sus desgracias, ¡pobreto!

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  2. Opiniones Incorrectas10 de diciembre de 2011, 13:29

    Te he dado un premio!!!

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  3. jajajaja ya ves, yo no me acuerdo pero me imagino al chaval y me da una pena... el solo quería ayudar... jajajaja mi hermano se perdió en el IKEA y a mis padres casi les da un soponcio... y yo no ha sido la única vez, me he perdido unas cuantas mas... ya os contaré ya... GRACIAS POR EL PREMIO!! me voy a buscarlo jejeje

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